sábado, 5 de noviembre de 2016

Bogotá anda rapido. - B08

Bogotá se mueve a ritmo acelerado.

Qué imposible sería llegar a una ciudad utópica donde no existiese inseguridad y donde los robos fueran tan desconocidos que ni siquiera figuran dentro de los imaginarios de las personas; pero aun eso, sería complejo imaginar a las altas esfera de poder, siendo enteramente honestas. La corrupción está siempre presente y los robos al erario público son frecuentes y prácticamente imprescindibles. Desde hace un par de semanas se ha revivido por parte de la Contraloría, el escándalo de detrimento por parte de la TGI y las recompras del 20 % de sus acciones. Se han destapado escándalos millonarios y que atentan directamente al bolsillo de nosotros los ciudadanos, porque, sin más, no están robando por toda la cara.
La pregunta por estos escándalos debiera ser no por las cifras, pues es exorbitante la cantidad de dinero que sale de los bolsillos bogotanos y de manera lícita, llega a los delincuentes de cuello blanco, personas que usan este presupuesto de una forma dual, así representando ciertas mejoras para la ciudad y para su bolsillo privado. La pregunta debiera ser por las personas que están gobernando y distribuyendo el presupuesto distrital. Si bien, es muy trillado pregonar esa pregunta ¿a quién le estamos entregando nuestro poder? No hay mejor dilucidación a propósito de esto, que la misma pregunta por la gente que nos administra.
Aun cuando Bogotá se preocupa por esto: semanalmente figuran estas noticias de venta de acciones y empresas públicas, malos manejos en el presupuesto distrital. Estas figuran en los principales diarios, no es más que por las denuncias que se hacen desde los ciudadanos. De la misma manera, es importante destacar el accionar de los órganos de control: los cuales con la mayor de las parsimonias logran, aunque sea revivir el tema para no dejarlo en el olvido.
Observando otros ámbitos es posible reconocer que desde la semana pasada se ha resaltado el crecimiento económico en Bogotá. Ya con los foros que se llevaron a cabo en la ciudad la semana pasada, se ven las intenciones que se tienen de expandir a nivel económico de la ciudad. Ahora, vemos cómo estos intentos dan resultados: Bogotá es una de las ciudades con mayor impacto a nivel turístico de Colombia (que, a pesar de que el país no explota al máximo su capacidad turística, poco a poco se ven avances en este ámbito) y eso lo reafirmó el GDCI, con su lista, donde figura Bogotá entre las 20 ciudades con mayor crecimiento turístico, al lado de ciudades importantes como Ciudad de México.
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